Un comerciante de Ginna - Tokio, generó gran escándalo debido a la extrema seguridad que había utilizado en su pequeño negocio.
Parece que Ukasi Long-Yen es un apasionado de la seguridad tecnológica, de la cual fue victima cuando por un descuido propio ingresó erróneamente la clave del primer esquema de seguridad que había instalado en su tienda. El japonés, en la lucha contra su propio sistema, se vio acorralado en lo que fue un desesperante momento de pánico, en el que los nervios se apoderaron de él, fallando nuevamente en el segundo intento por el ingreso del código necesario para desactivar la alarma de primera escala en su complicado esquema de seguridad.
Ukasi, que nunca se imaginó que la alarma llegaría a activarse hasta la segunda fase, se vio obligado a poner en aviso al resto de los comerciantes de la zona, ya que la misma al alcanzar la tercera fase de emergencia, seria capaz de activar el proceso de auto destrucción letal que constaría de la expulsión de gases tóxicos altamente contaminantes para cualquier ser vivo.
Por suerte, los creadores del escalofriante sistema, llegaron a tiempo para desactivar la alarma y así poner fin a lo que fue un momento de pánico total entre los comerciantes y habitantes del lugar.
Parece que Ukasi Long-Yen es un apasionado de la seguridad tecnológica, de la cual fue victima cuando por un descuido propio ingresó erróneamente la clave del primer esquema de seguridad que había instalado en su tienda. El japonés, en la lucha contra su propio sistema, se vio acorralado en lo que fue un desesperante momento de pánico, en el que los nervios se apoderaron de él, fallando nuevamente en el segundo intento por el ingreso del código necesario para desactivar la alarma de primera escala en su complicado esquema de seguridad.
Ukasi, que nunca se imaginó que la alarma llegaría a activarse hasta la segunda fase, se vio obligado a poner en aviso al resto de los comerciantes de la zona, ya que la misma al alcanzar la tercera fase de emergencia, seria capaz de activar el proceso de auto destrucción letal que constaría de la expulsión de gases tóxicos altamente contaminantes para cualquier ser vivo.
Por suerte, los creadores del escalofriante sistema, llegaron a tiempo para desactivar la alarma y así poner fin a lo que fue un momento de pánico total entre los comerciantes y habitantes del lugar.
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